arrastrando los vientos
del otro lado la vida,
en los más profundo delos silencios
con el corazón desnudo
entre nudos de sombras.
Machando las horas
entre los libros, me digo,
_¡Qué mendiga se vuelve el alma,
cuando escasean las ilusiones!...
En esta madrugada hendida de gloria,
falto de sueño,
busco el rostro de mi destino
y vuelvo a la existencia absurda
de unos péndulos ensordecidos.
Son las cuatro de la mañana.
La muerte anda de tregua,
haciendo huecos al destino.
La casa está deshabitada,
una puerta se abre y se cierra
como anquilosada pausa del abismo.
un eco se desvincula
de la raíz del grito.
El dolor ya no tiene más distancia
que la locura .
Vivir a pendulazos
es ir haciendo huecos al delirio.
La vida es una expresión efímera,
un paréntesis en la eternidad,
una crisálida que va adoptando
la forma invisible del tiempo,
abriendo un misterio en la entrada de la noche
y cerrándolo en la salida...
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